Hay un lugar en todos nosotros que es común, un lugar donde nos reconocemos y nos encontramos, ese lugar permite que nuestros ojos se iluminen y nuestra boca muestre una sonrisa, es el lugar donde guardamos lo mejor de cada uno y desde él vemos lo mejor de los demás.
Ahora es momento de que nos centremos especialmente en ese lugar, que esté presente la mayor parte del tiempo sin importar qué sucede a nuestro alrededor o precisamente por todo lo que está ocurriendo.
Vé a ese lugar, habita en él todo el tiempo que te sea posible y un poco más y muestraté desde ahí, da lo mejor de ti y ábrete a recibir lo mejor del otro.
Recuerda que siempre estás acompañado, ten presente que todos andamos el camino y que todo camino contiene espacios de encuentro, levanta tu mirada para poder encontrarte y, si es el caso, compartir el camino.
Es momento de salir al encuentro, es tiempo de abrirnos a la vida en todas sus facetas y mostrar nuestra verdad para alentar al otro a que muestre la suya.
Si hemos sido capaces de crear belleza y armonia mientras dormiamos tras un velo de olvido, qué no seremos capaces de crear ahora que somos conscientes de nuestra luz y nuestra fuente de energía, el AMOR.
Vayamos a ese lugar común y creemos una vida mejor, empieza por tí y continúa con quienes están cerca y, en breve, un mundo mejor se manifestará ante nuestros ojos.
Con infinito amor.
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