martes, 21 de abril de 2015

A PROPÓSITO DEL ÉXITO


El pasado fin de semana tuve oportunidad de ver dos partidos de tenis, el primero enfrentaba a Novac Djokovic y Rafa Nadal (semifinales) y el segundo a Novac Djokovic y Thomas Berdych (final), y me llamó la atención la actitud de Novac en ambos encuentros.

En el de semifinales pensé que me estaba dejando llevar por mi admiración hacia Rafa Nadal y mi desagrado frente a la actitud que veía en Nole no era objetiva, hasta que los dos periodistas que comentaban el encuentro hicieron comentarios al respecto.
En la final su actitud aún fue más marcada desde el principio del encuentro. Nole parecía que jugaba con sus contrincantes y no contra ellos; esa actitud en la que se comenta "va de sobrado"; sin suficiente motivación por creer que se está por encima del otro. Es el nº 1 pero sigue sin conseguir el reconocimiento y la popularidad que han obtenido tenistas como Roger Federer y Rafa Nadal (él mismo lo dijo en una entrevista).

Todo esto me recordó una de las primeras cosas que aprendí respecto al crecimiento personal: "Estamos más preparados y habituados al fracaso que al éxito". Nuestra educación ha estado basada en la "Desaprobación parental" y no en la "Motivación positiva". El éxito como todo lo demás se ha establecido fuera de nosotros, algo que llega de fuera, del otro, del exterior y eso genera mucha frustración cuando no obtienes lo que esperas.

Hoy en día con toda la energía emprendedora y el coaching se invierten los términos y se plantea el cambio de paradigma. Todo viene de dentro, conócete, piensa en positivo, actúa, di no a los cantos de sirena, desaprende y un largo etcétera.

Pero hay algo que parece sigue igual: el éxito procede de logros externos aunque estos sean propiciados por logros internos. Aún no se valora el éxito en silencio, ese éxito que obtienes cada día por haber ido más allá de tus temores, límites y retos cotidianos. Se sigue deseando y buscando que el otro nos reconozca.

Quizá parte de todo lo que estamos viendo en las noticias de nuestro país y del mundo sea debido a la dificultad en aceptar, reconocer y asumir el éxito y la responsabilidad que conlleva, porque luchar, esforzarse por una meta, objetivo, propósito, es muy motivador pero si ese camino no se recorre con una buena base de valores, sino que acumulamos resentimientos, dudas, envidias, celos,..., cuando llegamos a la meta y nos vemos "con poder" entonces no vamos a disfrutar y crear y compartir, vamos a querer vengarnos, devolver, machacar, pisotear y un largo etcétera.

Es una reflexión que genera preguntas para que nos ayuden a crecer en conciencia: ¿para qué hago lo que hago? ¿qué me motiva? ¿a quién no he perdonado? ¿qué es éxito para mi? ¿qué es fracaso para mi? y cualquier otra que nos ayude a ser la mejor persona que podemos ser en cada momento. El éxito y el fracaso son las dos caras de una misma moneda y el valor de la misma lo establecemos cada uno de nosotros.

Piensa en ello y si quieres comenta aquí tus pensamientos.

En la energía del amor.
Rosa.

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