En esa delgada línea
Eva Monzón
NPQ Editores 2018
281 páginas
Eva
Monzón Jerez nació en Santander, pasó la infancia en Palma de
Mallorca y actualmente vive en València, donde trabaja como
psicóloga clínica y jurídica. Ha publicado Tiempo Muerto
(Bartleby editores); Entreactos (premio Alfonso el Magnánimo
editado por Algar). Ha traducido el diario inédito en España que
llevó Steinbeck paralelamente a su obra, Diario de una novela:
las cartas de Al Este del Edén. Su cuarta novela, Errantes
y la quinta, El día a día, fueron publicadas por la
editorial Sargantana. Escritora de varias obras de teatro, entre
ellas, Lo que no se quiere recordar, El jurado,
El Descubrimiento, y La pelea con la que ganó el certamen de
Crono Teatro. Publica relatos y poesía en varias revistas y
antologías, A la lluna de las lletras, En legítima defensa, Al
otro lado del espejo. Su blog, Fragmentos, ganó el
Leibster Award.
En esa delgada línea es una novela donde el
narrador, que no sabe si está vivo o muerto, va escribiendo sin
escribir lo que recuerda de ese último instante lúcido antes de
entrar en coma y quedar inmóvil, en un intento de entender y
entenderse. La novela se mueve en varios planos, siendo un asesinato
múltiple el hilo conductor en el que el protagonista no tiene claro
si fue víctima o verdugo; ignora si sus recuerdos son suyos o de
otro. El protagonista hace un esfuerzo en narrar lo que es, porque
quiere comprender quién fue.
En
cada una de sus novelas Eva Monzón, nos sumerge en un vasto espacio
emocional, en un sinfín de vidas, historias y experiencias que puede
llegar a abrumar cuando una tras otra van mostrándose sin descanso.
En una sola frase puede describir la esencia de una vida “María
fue portera de profesión y de naturaleza”. Eva da voz a aquello
que nos resulta ajeno, por desconocido, por no experimentado. En
Errantes la historia
es narrada por una bebé antes de nacer. En El día a día
será el niño abandonado y adoptado el que encontrará su lugar tras
comunicarse con el niño muerto al que sustituye. Y En esa
delgada línea la narración la
sustenta un hombre en coma cuya mente sigue activa y despierta y que,
a través de sus recuerdos de niñez, de lo que le cuentan quienes le
visitan, vivos o muertos, va desgranando qué fue lo que le causo ese
estado. En esta novela hay muertos vivos “Ni en el más allá
hay solidaridad, no te mueras nunca, no vale la pena”, y vivos
muertos “El problema estaba en cómo contárselo; debería esperar
a que yo mismo muriera para estar en el mismo plano y poder
hablarle”.
El tiempo juega un papel
muy importante en esta novela, ya que, estructura tanto la narración como la
distribución de la misma, así vamos, en ausencia de capítulos, del
“ahora” a “lo que fui” (presente y pasado) continuamente. El
narrador desconoce de cuánto tiempo dispone para recordar, sin la
certeza de lograrlo (¿morirá antes?), lo que le llevó a ese estado
de coma, y si fue víctima o verdugo de la masacre que se narra. Un
discurrir continuo de vidas en las que habita la soledad, los amores
no correspondidos, las luchas de poder, tanto en las familias como en
la sociedad, la locura, la muerte, los sueños no cumplidos, las
traiciones, y la insaciable curiosidad de un niño que no encuentra
su lugar en la familia. Es tanta la información, la complejidad de los espacios
emocionales, la inteligencia para dar coherencia y sentido a una vida
en suspenso, que ha de leerse con paciencia, calma y apertura metal.
Es esta una
novela compleja, en la que a través del recuerdo de la vida de
otros, se pretende construir la propia o recordarla, sin poder
comunicarse o interaccionar con el entorno. Me ha recordado esta
historia una experiencia vivida de joven, en la que, tras una
intervención quirúrgica, recuperé la consciencia antes de que
despertara mi cuerpo, por lo que, podía escuchar la conversaciones
junto a mi cama pero sin poder hacerles saber que les oía. No fue
una experiencia agradable para mí pero me ha permitido sentirme más
cerca del protagonista de la novela.
Conocí
a Eva Monzón en un Taller intensivo de Escritura Creativa, y me
sorprendió su rapidez y claridad mental para captar el sentido de
cualquier texto y enriquecerlo con suma facilidad. Admiro su
capacidad para dar consistencia, peso y presencia a aquello que
parece insustancial e insignificante en la vida, en las vidas. En sus
novelas todo tiene sentido y relevancia, nada se deja al azar, la
providencia o la improvisación, un conjunto de partes, algunas muy
pequeñas, que forman un todo compacto y lleno de sentido. La vida y
la muerte. La muerte en vida, y la vida en la muerte, esa delgada
línea que lo define todo y nada.
Fragmentos: http://evamonzonj.blogspot.com/
Rosa Vendrell.
Debo decir que es una de las mejores reseñas que he leído, no solo de mi obra, es maravilloso leerme a través de tu lectura y descubrir que mis palabras sí cruzan líneas. Mil gracias por todo.
ResponderEliminarTus palabras cruzan líneas, tus libros y sus historias se recuerdan porque impactan en el corazón y en la mente. Gracias por escribirlas.
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