viernes, 15 de junio de 2018

LA MUERTE EN VIDA Y LA VIDA EN LA MUERTE, ESA DELGADA LÍNEA QUE LO DEFINE TODO Y NADA


En esa delgada línea
Eva Monzón
NPQ Editores 2018
281 páginas

Eva Monzón Jerez nació en Santander, pasó la infancia en Palma de Mallorca y actualmente vive en València, donde trabaja como psicóloga clínica y jurídica. Ha publicado Tiempo Muerto (Bartleby editores); Entreactos (premio Alfonso el Magnánimo editado por Algar). Ha traducido el diario inédito en España que llevó Steinbeck paralelamente a su obra, Diario de una novela: las cartas de Al Este del Edén. Su cuarta novela, Errantes y la quinta, El día a día, fueron publicadas por la editorial Sargantana. Escritora de varias obras de teatro, entre ellas, Lo que no se quiere recordar, El jurado
El Descubrimiento, y La pelea con la que ganó el certamen de Crono Teatro. Publica relatos y poesía en varias revistas y antologías, A la lluna de las lletras, En legítima defensa, Al otro lado del espejo. Su blog, Fragmentos, ganó el Leibster Award.




En esa delgada línea es una novela donde el narrador, que no sabe si está vivo o muerto, va escribiendo sin escribir lo que recuerda de ese último instante lúcido antes de entrar en coma y quedar inmóvil, en un intento de entender y entenderse. La novela se mueve en varios planos, siendo un asesinato múltiple el hilo conductor en el que el protagonista no tiene claro si fue víctima o verdugo; ignora si sus recuerdos son suyos o de otro. El protagonista hace un esfuerzo en narrar lo que es, porque quiere comprender quién fue.

En cada una de sus novelas Eva Monzón, nos sumerge en un vasto espacio emocional, en un sinfín de vidas, historias y experiencias que puede llegar a abrumar cuando una tras otra van mostrándose sin descanso. En una sola frase puede describir la esencia de una vida “María fue portera de profesión y de naturaleza”. Eva da voz a aquello que nos resulta ajeno, por desconocido, por no experimentado. En Errantes la historia es narrada por una bebé antes de nacer. En El día a día será el niño abandonado y adoptado el que encontrará su lugar tras comunicarse con el niño muerto al que sustituye. Y En esa delgada línea la narración la sustenta un hombre en coma cuya mente sigue activa y despierta y que, a través de sus recuerdos de niñez, de lo que le cuentan quienes le visitan, vivos o muertos, va desgranando qué fue lo que le causo ese estado. En esta novela hay muertos vivos “Ni en el más allá hay solidaridad, no te mueras nunca, no vale la pena”, y vivos muertos “El problema estaba en cómo contárselo; debería esperar a que yo mismo muriera para estar en el mismo plano y poder hablarle”.

El tiempo juega un papel muy importante en esta novela, ya que, estructura tanto la narración como la distribución de la misma, así vamos, en ausencia de capítulos, del “ahora” a “lo que fui” (presente y pasado) continuamente. El narrador desconoce de cuánto tiempo dispone para recordar, sin la certeza de lograrlo (¿morirá antes?), lo que le llevó a ese estado de coma, y si fue víctima o verdugo de la masacre que se narra. Un discurrir continuo de vidas en las que habita la soledad, los amores no correspondidos, las luchas de poder, tanto en las familias como en la sociedad, la locura, la muerte, los sueños no cumplidos, las traiciones, y la insaciable curiosidad de un niño que no encuentra su lugar en la familia. Es tanta la información, la complejidad de los espacios emocionales, la inteligencia para dar coherencia y sentido a una vida en suspenso, que ha de leerse con paciencia, calma y apertura metal.


Es esta una novela compleja, en la que a través del recuerdo de la vida de otros, se pretende construir la propia o recordarla, sin poder comunicarse o interaccionar con el entorno. Me ha recordado esta historia una experiencia vivida de joven, en la que, tras una intervención quirúrgica, recuperé la consciencia antes de que despertara mi cuerpo, por lo que, podía escuchar la conversaciones junto a mi cama pero sin poder hacerles saber que les oía. No fue una experiencia agradable para mí pero me ha permitido sentirme más cerca del protagonista de la novela.



Conocí a Eva Monzón en un Taller intensivo de Escritura Creativa, y me sorprendió su rapidez y claridad mental para captar el sentido de cualquier texto y enriquecerlo con suma facilidad. Admiro su capacidad para dar consistencia, peso y presencia a aquello que parece insustancial e insignificante en la vida, en las vidas. En sus novelas todo tiene sentido y relevancia, nada se deja al azar, la providencia o la improvisación, un conjunto de partes, algunas muy pequeñas, que forman un todo compacto y lleno de sentido. La vida y la muerte. La muerte en vida, y la vida en la muerte, esa delgada línea que lo define todo y nada.








Rosa Vendrell. 

2 comentarios:

  1. Debo decir que es una de las mejores reseñas que he leído, no solo de mi obra, es maravilloso leerme a través de tu lectura y descubrir que mis palabras sí cruzan líneas. Mil gracias por todo.

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  2. Tus palabras cruzan líneas, tus libros y sus historias se recuerdan porque impactan en el corazón y en la mente. Gracias por escribirlas.

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