viernes, 3 de abril de 2020

FÁBULAS Y CUENTOS PARA ENTENDER EL MUNDO Y APRENDER

La primera acepción en el diccionario de la RAE (Real Academia de la Lengua Española) de la palabra fábula es "Breve relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica o crítica frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados".

En estos días de confinamiento que estamos experimentando se ha producido un aluvión de compartires en redes sociales, correos electrónicos, mensajes de teléfono, y también en prensa escrita, radio, y cualquier otro medio a través del cual nos comunicamos. Entre esos compartires he ido leyendo alguna que otra frase, leyenda, o fábula que contiene una reflexión, propuesta o enseñanza que nos permita mirar e indagar en nuestro interior con el propósito de ser mejores personas.

A mi me sienta bien desafiar el ingenio, las creencias, el suelo firme, los techos de cristal, los límites, los umbrales de tolerancia y traspasarlos, crecer, descubrirme y avanzar. Y en las fábulas, historias, cuentos de maestros, costumbres ancestrales, tribus y familias, suelo encontrar pequeñas joyas que reconfortan el alma y abren puertas a la mente y al corazón. 

Hoy voy a compartir con vosotros dos de ellas, una relacionada con alcanzar el éxito y que he encontrado en unos apuntes sacados de un curso de marketing; otra un dialogo entre alumno y maestro extraída del libro de Bert Hellinger Los órdenes del amor:

La Historia de los tres canteros

Tan importante como hacer algo es saber para qué lo hacemos. conocer nuestro para qué en cada faceta de la vida, es fundamental para saber hacia donde debemos dirigirnos. ¿Sabes cuál es tu para qué?

Cuenta la leyenda que un viajero francés realizaba a caballo el Camino de Santiago y al pasar cerca de Miranda del Ebro, en la confluencia de las provincias de Vitoria, Logroño y Burgos, avistó una cantera. Observador avezado, se quedó perplejo al contemplar a tras canteros que afanosos realizaban el mismo trabajo; el  mismo trabajo, con una actitud bien diferente entre los tres, pues mientras uno estaba echando pestes por lo que hacía, otro se detenía en ver lo bonito que estaba quedando la piedra, mientras que el tercero estaba con un semblante feliz y con actitud alegre. Detuvo su montura y observó más atentamente para intentar comprender qué hacia que cada uno se condujera de manera tan dispar.

El primer cantero, se paraba constantemente durante la realización de su trabajo, se quejaba, vociferaba y maldecía asqueado.

El segundo cantero, se mostraba silencioso, ensimismado, y como el anterior, utilizaba las herramientas propias de los canteros, cincel, escoplo y martillo, para dar forma a la enorme piedra arrancada de la tierra. Sus paradas no iban acompañadas de quejas, solo de una atención concentrada para comprobar la calidad de su propio trabajo.

El tercer cantero, como los anteriores, también cincelaba, también comprobaba, pero... entonaba una alegre canción, ensimismado en su trabajo. Sus paradas de comprobación iban acompañadas de gestos claros de interpretar: se sentía satisfecho de lo que hacía.

La diferente actitud de los tres, haciendo el mismo trabajo, hacía que el viajero francés se fijara con más ahínco en los canteros, tratando de medir cualquier gesto o circunstancia que le diera la clave de sus comportamientos. Nada, Pasado el tiempo se rindió. No comprendía, así que decidió preguntarles.

Se dirigió al primer cantero y le preguntó: "¿qué hace usted? El cantero le miró de soslayo escéptico del interés del francés. Le explicó entre dientes que pasaba, del alba al anochecer, la jornada haciendo lo mismo, día a día, semana tras semana, mes tras mes, año tras año. Maldecía su mala suerte y la del trabajo que tenía. 

El segundo se sorprendió de la pregunta, -¿que qué hago?- y le explicó como daba forma a las piedras que le traían de más arriba. Se preocupaba de forma casi obsesiva que quedaran en forma cúbica o como se lo encargasen. Y diciendo esto, continuó.

El tercer cantero, ya le esperaba; lo recibió con una sonrisa y antes de que el francés pudiera decir nada, se anticipó contestándole con evidente satisfacción: "estamos construyendo la Catedral de Burgos", y siguió con su trabajo y sus cantos.

¿Cuán de los tres canteros eres tú?

¿Cuál quieres ser? 


Un discípulo se dirigió a un maestro:

- ¡Dime lo que es la libertad!
- ¿Qué libertad? -le preguntó el maestro-. La primera libertad es la necedad. Se asemeja al caballo que, relinchando, derriba a su jinete. Pero tanto más fuerte siente su mano después.

La segunda libertad es el arrepentimiento. Se asemeja al timonel que se queda en el barco naufragado, en vez de bajar al bote salvavidas.

La tercer libertad es el entendimiento. Se presenta después de la necedad y después del arrepentimiento. Se asemeja a la brizna que se balancea con el aire y, porque cede donde es débil, se sostiene.

El discípulo preguntó:
-¿Esto es todo?
Replicó el maestro:
-Algunos piensan que son ellos mismos los que buscan la verdad de su alma. Pero la Gran Alma piensa y busca a través de ellos. Al igual que la Naturaleza, puede permitirse muchos errores, ya que sin esfuerzo sustituye a los jugadores equivocados por otros nuevos. A aquel, sin embargo, que deja que sea ella la que piense, a veces le concede algún margen de movimiento y, como el río lleva al nadador que se entrega a sus aguas, también ella lo lleva a la orilla, uniendo sus fuerzas a las de él. 

Soy fan y lectora de Eloy Moreno, él ha recogido en tres libros titulados Cuentos para entender el mundo 1, 2 y 3, leyendas, cuentos, fábulas que fueron para él importantes en su proceso de vida, y que ahora están accesibles todos juntos en tres libros. Os comparto aquí la fotografía de las portadas. 




Gracias por acceder a este blog e interesaros por su contenido. Alimentar cuerpo, mente y emoción de modo saludable es no solo importante, sino también necesario. Hoy en día con una relevancia especial.

Un saludo de salud a todas y todos.

Rosa Vendrell